jueves, 24 de marzo de 2011

Capitulo 43





--¿¡Como?¡ --dice Juan sorprendido por los reclamos de su padre.
El hombre se ha olvidado de todo y se enfrenta a su hijo como si de un rival se tratara.
--¡¡es que no quiero que juegues con ella¡¡así que ya lo sabes¡¡
El chico está molesto con su padre:
--¡¡no sé lo que te pasa conmigo últimamente pero tú a mi no me puedes prohibir que me acueste con mi esposa¡¡¡¿Qué es lo que te pasa, papá?
Al oír que su hijo lo llama papá el hombre recuerda sus deberes y a pesar que la herida le arde por dentro dice lo más tranquilo que puede:
--No nada. Es que no quiero que la hagas sufrir. Claro que no te lo voy a prohibir pero es que no tiene caso que la ilusiones, que juegues con ella.
--¿y si ella es lo que quiere también? A lo mejor le apetece darse un revolcón conmigo sin compromisos.
El hombre enloquece de los celos. Agarra a su hijo de la camisa y le dice:
--¡¡Yolanda no es una cualquiera. No te pienso permitir que juegues con ella¡¡
El joven Juan se separa de su furioso padre:
--¿Qué es lo que te pasa? ¿es que la quieras más a ella que a mi?
--¡¡claro que no, no digas tonterías¡¡
--¡¡pues lo parece. Siempre poniéndote de su lado¡¡
El hombre trata de mostrarse tranquilo porque sabe que no puede descubrir sus sentimientos:
--lo que pasa es que en estos meses he aprendido a querer a Yolanda como a una hija. No es que la quiera más, pero entiende que me duela que te burles de ella. Es una niña apenas.
--no, papá. Es una mujer, ha sido madre.
Tratando que los celos no hagan que pierda los nervios, Juan padre dice:
--aún así no está preparada para una vida sexual plena. Hijo, eres un cantante famoso. Seguro que cada día te puedes acostar con una muchacha diferente. Deja en paz a Yolanda.
--Tranquilo. Siempre que pueda tomaré un avión para estar con mi hijo y en las noches viajaré.
Juan padre respira más tranquilamente. El joven pone su mano sobre los hombros de su padre. Lo mira con cariño y le dice:
--¿te ocurre algo, papá?
--No, nada.
--seguro?
--es que estoy muy nervioso por poder ver a Yolanda.
Ilusionado, el chico le dice:
--y a mi hijo. Por fin vas a conocer a mi hijo. Me dijeron que ya lo ponían en el nido y que luego subían a Yolanda a la habitación. Ven, ven que tienes que conocer a mi hijo.
Juan padre sigue a su hijo. Con orgullo el chico le señala un bebé rubio de ojos azules:
--papá, te presento a mi hijo, al pequeño Juan.
El hombre mira a ese pequeño con ojos llorosos:
--mi nieto, mi nieto.
El chico abraza a su padre y los dos se quedan mirando al bebé embobados:
--el hijo de Yolanda y mi hijo. Mi nieto, hijo de mi amada –dice para sí Juan padre muy atormentado.

Al llegar a su casa, Elisa está muy alterada. No deja de pensar en el beso que se estaban dando su marido y Fabio. Llena de dolor y rabia, Elisa toma su frasco de pastillas anticonceptivas y lo vacía en el wáter. Luego lo llena con las pastillas de vitaminas:
--¡¡sea quien sea esa marica, sea cual sea el lugar que ocupe en la vida de mi marido no voy a permitir que nadie me lo saque. Luís es mío, mío hasta que la muerte nos separe tal y como dijo el cura. Yo no voy a permitir que venga una locaza a sacarme lo que es mío¡¡

Yolanda está en su cama muy cansada. Se abre la puerta y su cara se le ilumina al ver a Juan padre. Los dos se miran con mucho amor, un amor que tratan de callar pero que salta a la vista. El chico no se da cuenta y es que está demasiado ansioso por cargar a su hijo. Yolanda se pone nerviosa al ver que su marido está detrás de su amado pero la tranquiliza que él no se le acerque. Mientras el joven no hace más que pedir que le traigan a su hijo, Juan padre y Yolanda se miran con lágrimas en los ojos. Cuando entra la enfermera con el bebé, el chico toma a su hijo en seguida.
--dame a mi hijo. Dame a mi hijo –pide ella.
El chico no le hace caso, besa con mucho cariño a su hijo.
--se le debería dar a la madre para que el bebé tome el pecho –dice la enfermera.
Entonces el chico pone el bebé en brazos de su esposa y se la queda mirando mientras el pequeño se aferra al pecho de Yolanda. Sonríe con ternura. Juan padre está ahí lleno de celos, atormentado porque desearía ocupar el lugar de su hijo.

Dos días después. Yolanda sale del hospital. Juan padre está a su lado y es el que lleva al pequeño. Está feliz porque ejerce de “papá y marido”. A los dos les gusta estar juntos y sin la presencia de Juan. No se dicen nada pero disfrutan en silencio. En el momento que iban a entrar en el coche, el joven Juan se baja de un taxi. A su padre no le da ninguna alegría. El chico sólo hace caso a su hijo. Lo mira con cariño. Lo besa en la frente:
--ya te dije que iba a venir.. He venido directamente desde el aeropuerto sólo para estar un rato contigo –dice el chico arrancado a su hijo de los brazos de su padre.
Juan se mete en el coche con su hijo dejando atrás a su esposa y su padre. Los dos se miran tensos, están molestos porque sienten que Juan hijo es como un intruso. Juan padre siente rabia de que esté ocupando un lugar que quiere ocupar él. En el coche el hombre se pone en medio del matrimonio porque no quiere que su hijo esté al lado de su amada Yolanda. Juan hijo no dice nada ya que sólo tienes ojos para su hijo al que le hace caras y mimos.



Por su lado, Luís se está duchando. Elisa se acerca a él desnuda y trata de besarlo. Luís no soporta que su esposa lo toque ya que sólo piensa en Fabio y no quiere aceptar a su esposa.
--¿Por qué no?
--porque llego tarde al trabajo –dice el guapísimo hombre cerrando el grifo y cubriendo su bella desnudez con una toalla.
Elisa sale tras él.
-¿Por qué me rechazas?
El hombre se viste a toda prisa.
--ya lo sabes. No me gusta hacerlo por la mañana.
--¡¡ni por las noches, hace dos noches que no me tocas¡¡
--es que llego a casa cansado.
El guapo hombre se viste de prisa y es que quiere huir de esa casa lo antes posible. Elisa abraza a su marido por la espalda. Lo besa.
--no me dejes. Te necesito, quiero que me hagas el amor ahora.
--por favor, suéltame.
Elisa clava sus uñas en el vientre de su marido de tanto que se está aferrando a él:
--te necesito.
Luís se aparta de ella con violencia:
--¿Qué es lo que te pasa? ¡te volviste loca¡¡ --dice él mostrando los arañazos de su esposa.
--¿y a ti qué te pasa?
Luis toma su camisa y se va del cuarto a medio vestir. Elisa se muere de rabia.
--¡es como si supiera que cambié las pastillas. Si sigue así no me podré quedar embarazada¡¡
Le atormenta recordar el beso de Luís con otro hombre.
--¡¡no me va a dejar, no¡¡¡desde que lo vi con esa marica no me toca y yo no voy a permitir que juegue conmigo no¡¡

A media mañana, Luís encuentra algo que lo inquieta entre los documentos del viejo Helmut que está revisando:
--¿¿Qué demonios es esto?¡ ¡¡El maldito Helmut le cedió a su nieto el 100 por ciento de la empresa¡¡¡¡pero Elisa tiene los documentos de propiedad¡¡
Algo le preocupa:
--yo siempre oí que el viejo estaba mal de la cabeza en el momento de hacer el testamento. Menos mal que el hermano no lo quiso impugnar pero con esto... el viejo olvidó que le había regalado la empresa a su nieto. Ya debía estar mal cuando hizo esta sesión y por eso la olvidó. Esto demuestra que nada de lo que yo he hecho tiene sentido ¡¡¡yo me casé con Elisa para tener esta empresa y resulta que Elisa no tiene nada. Esto impugna el testamento y también el hecho que yo tengo el 50 por ciento de la empresa¡¡
Fabio entra en ese momento:
--¡¡así que por eso te casaste. Ahora lo entiendo todo¡¡
A Luis no le gusta nada sentirse sorprendido por el hombre que ama:
--¿¡que haces aquí?¡
--debes despedir a su secretaria. Nunca está en su lugar de trabajo.
Fabio aprovecha la confusión de su amado para arrancarle el papel que demuestra que la empresa es de Juan.
--¡damelo¡ --exige Luís.
Fabio se mete ese documento en el paquete y le dice:
--sácamelo si puedes.
Luis traga saliva.
--¿a que estás jugando?
--Luís yo sé que tú me amas, lo leo en los ojos. Me amas como yo a ti.
Luis lo mira con ternura, Fabio le acaricia la mejilla y le dice:
--olvida esta estúpida venganza, revancha lo que sea. Yo te amo, yo nunca fui feliz sin ti. Déjalo todo y vente conmigo. quiero que comencemos de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario