jueves, 24 de marzo de 2011

Capitulo 68



Félix se siente un tonto, ahora entiende la insistencia de su esposa en que se hicieran la prueba sus amigos. Le da rabia pero si ella hubiera ido con la verdad habría entendido pero se ha sentido demasiado dolido por el hecho que su esposa haya dicho que su mejor vez fue con Omar, siente que no la llena como mujer y eso le duele. Marianela mira con mucho odio a Omar:
--¿¿Por qué se lo has tenido que contar?
--porque es la verdad.
Marianela lo bofetea.
--¡eres una basura¡ ¡¡pero estás solo¡ ¡¡tú no respetas a nadie porque ninguna mujer te respeta a ti, nunca nadie te va a amar como yo amo a Félix porque no te lo mereces¡ Llegará el día que ya ni sexo puedas ofrecer y te darás cuenta que no tienes nada, que estás vacío¡
A Omar le duelen las palabras de Marianela, hace un esfuerzo para tragarse sus lágrimas. Marianela va a ver a su hijo. Está muy preocupado por su esposo. Lo llama pero éste no le toma la llamada. Le deja un mensaje.
--mi amor, llamame. Esto no se puede quedar así.
A Marianela no le gusta que el chico esté solo y como su hijo está tranquilo decide ir a casa a esperarlo. Félix maneja un rato. Para en un semáforo. Golpea el volante con rabia. Llora. Luego maneja a toda velocidad. No para hasta que llega a una carretera transitada por prostitutas. Se acerca una.
--¿quieres algo bebé? –ella coqueta.
Él la mira con asco pero se siente demasiado herido. Necesita descargar toda la rabia que siente.
--¡sube¡
Él la trata con cierta frialdad, ella le pone la mano en el muslo. Cerca de los genitales.
--verás que bien la vamos a pasar.
Él le golpea la mano. No quiere caricias.
--¿¿conoces un lugar barato pero limpio en el que podamos estar juntos? –dice muy frío.



Ella le va dando indicaciones. Félix no acepta ni besos ni caricias. Sólo deja que ella se la chupe un rato para hacerla crecer (aunque sin lograrlo) y luego se le tira encima. Arranca la ropa de ella. Él está vestido pero con sus bellezas al aire. Va rozando su sexo con el de ella esperando el momento en que su verga esté lo suficientemente dura para poder penetrarla y así descargar en ella toda la rabia que siente pero no lo logra y eso lo hace sentir peor. Más rabioso, más con ganas de desahogarse, más tonto, frustrado. Siente que todas las mujeres se burlan de él y eso le tiene mal. Se levanta con la misma agresividad con la que se le ha tirado encima a la chica. Se abrocha los pantalones.
--¿te vas? –pregunta la chica.
Él está rabioso porque no se ha podido acostar con ella. Ella se levanta de la cama.
--si eres impotente no es mi problema. Me tienes que pagar igual.
Félix le tira en la cara los billetes. La mira con desprecio.
--¡todas son iguales, dan asco¡
La señorita prostituta lo insulta pero Félix ya no la está escuchando. Sale del hotel, empieza a dar patadas en las paredes, en los coches. Se encierra en su auto y llora con amargura y desesperación.

Omar está en la vieja casa en la que vive. Se ha dado una ducha. Tiene ganas de llorar. Las palabras de Marianela la han hecho mal.
--¡estoy seguro que a alguna chica la dejé marcada¡ ¡¡puedo pasar la noche con cualquiera de ellas¡
Pero en su agenda no encuentra ninguna que le tome la llamada. La única que le toma la llamada es Silvana que se encuentra en Italia.
--Me gustaría verte, ¿Cuándo vuelves?
--¡pues nunca¡
--Y no puedo venir yo?
--bueno, si quieres. Me puedes ayudar a desprestigiar a Ana. Puedes venir a Milán, hablas mal de ella y te haces famoso y además puedes hacerte famoso como cantante. Incluso podemos tener un hijo, a mi me haría
ilusión.
Esa petición toma de improviso al chico.
--¡olvida lo que te dije¡
Y le cuelga. Los dos se quedan triste. Silvana está muy emocionada por haber hablado con Omar pero quiere un compromiso con él, siempre le gustó mucho Omar. Le encantaría incluso tener un hijo con él. Sería una manera de estar en los platós más tiempo, y además no quiere ser menos que sus amigas. Ella y Ana se la pasan peleando en televisión pero viven muy cerca la una de la otra. Ana vive para la diversión y para ir a la tele a reclamar los derechos de su hija Carolina como princesa de Mónaco. Pierre no quiere saber de ella y no la dejan entrar en el país por eso se ha quedado en Italia para estar cerca de Mónaco y poder sacar dinero al príncipe. Le hubiera gustado tener un varón, está segura que así Pierre se hubiera casado con ella pero igual no se queja. Aunque Pierre no acepte a su hija tiene una hija de un príncipe y eso le garantiza un buen futuro de por vida. Una hija que se llama como la madre del príncipe para que nadie lo olvide.














Félix está muy alterado. Llega a su casa herido. Marianela sale a recibirlo.
--¡mi amor, ya era hora yo…¡
Pero él es una bestia que necesita descargar toda la rabia que lleva dentro. No dice nada. Besa a su esposa y hacen el amor. El uno vibra en brazos del otro. A ella no le gusta que sea tan violento pero se le entrega para que se calme, para que se relaje. Marianela queda en la cama feliz. Está segura que su matrimonio no corre peligro. Félix sale desnudo de la cama, se empieza a vestir. La mira herido.
--¿porqué lo has hecho?¿porqué te has acostado conmigo si el que te gusta es Omar, ¿por pena?
Marianela se levanta desnuda. No puede creer que su esposo le salga con esto. Le pone la mano en las mejillas.
--¡Me gustas tú, te amo a ti¡
Félix ama a esa mujer y no soporta pensar que no es lo suficientemente hombre para ella. Eso lo atormenta mucho. Se lleva las manos a la cabeza.
--¡pero te gusta más chingar con él¡
--¡no es verdad¡
--¡tú le dijiste qué…¡
Ella le pone la mano en la boca, trata de besarlo.
--¡olvida lo que te dijo¡
Pero Félix se aparta de ella.
--No puedo, no puedo –dice triste.
Félix agarra su ropa y se va yendo. Ella lo abraza por la espalda.
--¡no te vayas¡ --le suplica con angustia.
Él le da un pequeño empujón.
--¡dejame en paz¡
Él se va vistiendo mientras va hacia la puerta. Ella lo sigue desnuda.
--dime que vas a volver a casa.
Él la mira con rencor y dice:
--No, Simoncito siempre será mi hijo pero entre nosotros dos ya nada es posible… ¡quiero el divorcio¡
--No puedes hablar en serio… ¡yo te amo¡ --desesperada.
--pero en la cama prefieres a otro –dolido.
--¡no es verdad¡
Félix se siente herido en su orgullo de macho y no puede ni quiere olvidar.
--¡voy a pelear su custodia, ¡mi hijo no va a vivir con una golfa¡
Esto es un duro golpe para Marianela.
--¡no puedes hablar en serio¡
Él la mira herido. No, no habla en serio pero necesitaba hacerle daño a la mujer. No contesta y se va. Marianela llora, cae al piso. Se retuerce del dolor. Félix se encierra en su auto llorando amargamente.

Al día siguiente, Fabio sale de su domicilio. Está acostumbrado a recibir un ramo de flores de Luis que rechaza pero esa mañana no lo tiene y eso lo tiene de mal humor. Al ir a su coche, se sorprende al encuentro a Luís sentado en el capó. Fabio se hace el duro, no acepta el amor de Luis.
--¡no me gusta en lo que te has convertido¡
--¡pues tú eres mi cómplice, podías haber entregado el documento que demuestra que Juan es el dueño de mi empresa¡
Fabio mira a Luis triste y dice:
--Debería haberlo hecho pero no lo hice porque te amo y nunca me pondría en tu contra, quemé ese papel pero no puedo vivir con alguien que hace lo que tú haces.
Fabio se mete en su auto. Luís se queda muy impresionado por el amor, por el dolor de Fabio.

A media tarde, Juan hijo se presenta en la empresa de Luis. Se muestra a la defensiva.
--gracias por venir tan rápido.
-- vine porque me dijiste que era cuestión de vida o muerte.
Luis va a la caja fuerte y saca un documento:
--aquí tienes la escritura. Renuncio a la empresa, tu abuelo te la dio a ti.
--¿de que hablas? tú le robaste la empresa a Elisa. Es tuya – le reprocha.
--la historia es larga. Yo encontré una escritura. tu abuelo puso esta empresa a tu nombre cuando naciste supongo que luego al hacer el testamento se le iría la olla pero es tuya. Es lo justo, ya todas las acciones están a tu nombre.
El joven Juan no entiende nada. En eso que un empleado llama a Luis y sale del despacho. Juan decide esperarlo porque quiere que le explique las cosas. El hombre tarda. Como se aburre mira un momento la caja fuerte del hombre por nada en concreto, por simple curiosidad. Se sorprende al ver un paquetito con el nombre escrito de Yolanda y Juan. Mira, nadie está cerca y abre el sobre. Mira la grabación que contiene descubriendo que su padre y Yolanda son amantes.
Luis llega en ese momento.
--¿¿que es todo esto?? –Juan impresionado.
Luis dice:
--será mejor que te sientes. Tengo mucho que contarte.

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