martes, 22 de marzo de 2011

Capítulo 25


Fabio ha llegado a una playa. Está muy emocionado.
--cuantos años sin venir aquí, a mi tierra. Cuantos recuerdos, yo apenas era un niño con tantos sueños, con tantos proyectos pero lo dejé. Lo dejé ir. ¿cómo pude hacerlo? ¿cómo pude preferir a mi carrera al amor de mi vida? Pero la vida me lo cobró. Nunca fui feliz desde que él no está.
El hombre recuerda sus besos, sus caricias de juventud.
--¿Qué habrá sido de él? Mil veces he estado tentado en llamarlo, en buscarlo. pero no tiene sentido meterme en su vida. Él se habrá casado, tendrá su familia, será feliz. Él sí será feliz porque él si se lo merece. Yo me merezco mi amargura por interesado.
Sonríe frente al agua:
--este mar. Nunca había vuelto a un mar, quise que perdura el recuerdo.
Ante ese mismo mar los jóvenes se declararon miles de veces lo mucho que se amaban.
--20 años de nuestra primera vez, toda una vida. Si me hubiera quedado a su lado tendríamos una vida hermosa.
Con nostalgia, el chico se saca los zapatos y camina por la orilla del mar con lágrimas en los ojos:
--si pudiera echar atrás, si se pudiera.
Como muchas otras veces, Luis llega a esa misma playa en su coche. Ahí se siente muy cerca de él.
--Fabio, Fabio.
No sabe que ese día Fabio está ahí. Pero presiente su cercanía. Se siente extraño, más nervioso de la cuenta. Tiene un nudo en la garganta, su corazón palpita fuertemente. Cuando se acerca a la arena lo ve de espaldas.
--no puede ser Fabio –susurra.
Fabio se gira presintiendo que está él. Los dos se miran a los ojos con alegría pero extrañeza. No se veían desde sus 18 años y ha llovido mucho desde entonces. Con ojos llorosos y con una sonrisa llena de nostalgia y emoción, Fabio y Luis se observan detenidamente para ver los cambios que el tiempo ha producido en el otro.

De nuevo en los juzgados, Juan está perdiendo la paciencia.
--¡¡esto es una burla, yo me voy¡¡¡no voy a esperar más.
Y si no hubiera sido por su tía se habría marchado.
--venga, la novia ya debe estar por llegar. No le estropees el día a tu chica.
--¡¡ya llega la novia¡¡¡ya llega la novia¡¡ --gritan.
Juan la ve llegar.
--pero está que se ha creído –dice molesto al ver la elegancia de ella.
--pues como que tu novia si se tomó muy en serio eso de la boda --dice Elisa.
--vais a ser la pareja del año --dicen los amigos burlones.
Juan entra sin esperar a que la novia lo vea.

Yolanda se pone nerviosa al no ver al chico.
--¡¡¿y si no vino?
--tranquila, debe estar dentro –Juan Padre.
--¿me veo bien? ¿seguro?
--claro que sí, te ves como una señora. Hoy es tu día. Sonríe y disfruta, sea como sea hoy tú eres la protagonista y te deseo que seas feliz.
Ella lo besa, él mueve un poco el rostro y el beso cae muy cerca del labio. Se miran con un deseo contenido y que ellos mismos no entienden. Se miran con timidez. A él le ha gustado sentir los labios de la joven muy cerca de los suyos. A ella le ha gustado rozar los labios de ese hombre. Ninguno de los dos entiende bien lo que les está pasando. No saben sí disculparse y es que a los dos les ha gustado más el beso de lo que consideran que es correcto y los dos sienten la misma culpa pero ninguno dice nada. Se miran intensamente sin saber qué decir. Ella se ahoga en los ojos de ese hombre que la mira con profundidad.
--salimos ya?–dice ella con timidez.
A Juan se le escapa una lágrima. No lo sabe bien pero le ha dolido notar a Yolanda ansiosa por casarse con otro hombre. Ella le acaricia sorprendida esa lágrima. Lo mira con ternura.
--está llorando?
Como sintiendo que se tiene que justificar él dice:
--es la emoción, la emoción porque te vas a casar con mi hijo.
--Lo quiero mucho --insegura—lo quiero como a un papá.
A él le duele esas palabras, le duele ser un padre para ella.
--ya que vas a hacer mi hija, almenos me podrías tratar de tu.
--como quiera… --se corrige-- como quieras, señor.
El hombre la interrumpe:
--Juan.
--como quieras, Juan.
Los dos se sonríen. A él le gusta mucho que la chica lo llame por su nombre.
--ahora sí vamos –dice él.
Yolanda está muy emocionada. Y no sabe más si por casarse o por formar parte de la familia de Juan padre. El hombre sale del coche y ayuda a Yolanda a bajar y de su brazo la novia entra en los juzgados. Todos entran detrás de ella. El novio ya los espera donde el juez. Ni la mira y a la novia la duele. Cuando están frente a frente, Yolanda espera que le diga algo pero el novio ni la mira y sólo dice al juez visiblemente molesto:
--¿¡¡comenzamos ya?, tenemos prisa¡¡
Yolanda llora al sentirse despreciada, si no fuera por el apoyo de su suegro que la tiene sostenida muy fuerte de la mano saldría corriendo. Es lo que quiere, salir corriendo pero con el padre de su futuro marido. Juan padre mira con dureza a su hijo pero no le dice nada ya que quiere evitar una discusión que ponga en peligro esa boda que tanto desea. Da un dulce beso a la novia en la mejilla y dice:
--sí, podemos comenzar.

De nuevo en la playa, Luis se acerca poco a poco a Fabio. Le da miedo estar cerca de él y darse cuenta que no es real, que es una ilusión. Fabio abre y cierra los ojos para asegurarse que no es un espejismo.
--es él, es él –dice Fabio emocionado.
Ya que Luís no se acerca lo hace Fabio. Ambos tiemblan de deseo al tenerse cerca.
--hola Luís. Qué sorpresa.
Luís lo mira con el rostro desencajado por la emoción. No se atreve a decirle nada.
--No me recuerdas, ¿me olvidaste del todo? –dice Fabio decepcionado.
Con la voz rota de la emoción Luís dice:
--No Fabio, como quieres que te olvide.
--¿¡y que haces aquí? –son los dos a la vez el que hace esa pregunta.
Luego los dos a la vez se sonríen y los dos a la vez dice que sea el otro el que responda primero.
--bueno, yo vengo aquí casi todo los días. Me gusta recordarte y nada mejor que aquí --Luís.
Los dos están muy cerca el uno del otro. Sus cuerpos, sus labios se desean. Ese amor que los unió en el pasado sigue vivo y con más fuerza que nunca.
--¿¿de veras piensas en mi? –pregunta Fabio emocionado.
--Ya sé que te pareceré un tonto.
--No Luís, nunca me lo pareciste.
--me dejaste tú.
Fabio le pone la mano en los labios para que no diga nada. Luís se estremece. Cierra los ojos para disfrutar más del tacto, de la cercanía de su amado.
--no digas nada, no estropees este momento –le suplica Fabio.
Temblando de la emoción Luís le dice:
--aún no me has dicho que estás haciendo aquí.
--¿no lo imaginas?
Luís hace que no con la cabeza:
--20 años. Hoy hace 20 años, que aquí mismo, hicimos el amor por primera vez. Fue la primera vez para los dos. ¿tú lo olvidaste?
--pienso en eso todos los días --Luís.
Fabio y Luis se abrazan, sus ojos están llenos de lágrimas. Poco a poco sus labios se van acercando y se besan. Los dos se dejan llevar por un sueño, por un recuerdo, por un pasado. Ahí mismo hacen el amor como hace 20 años.

Durante la boda de Yolanda y Juan, la frialdad del hijo contrasta con la dulzura del padre. A Yolanda la lastima que su novio no la mire, en cambio tiene a su lado a su suegro que le obsequia tiernas miradas de amor y eso la calma. Tanto Juan padre como Yolanda temen que el chico no firme el acta pero Juan no ve hora que todo haya acabado y firma apurado. Juan padre suspira. ¿enamorado? Una vez ya están casados y el juez le da la mano, el joven Juan dice:
--pues esto es todo, nos vemos.
Juan se va dejando al juez con el libro de familia en la mano y a su esposa llorando.
Juan padre le va detrás:
--¿A ti que te pasa.?
--¿Qué me pasa de qué? Ya me casé. ¿Qué más quieres?
El padre habla en voz baja porque no quiere que nadie sepa tal y como han estado las cosas. El hijo habla en voz alta ya que quiere que le quede claro a todo como están las cosas.

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