miércoles, 23 de marzo de 2011

Capítulo 28


Yolanda mira con miedo el cuerpo desnudo de Juan mientras éste le arranca la sábana con la que se cubre. Se mete en la cama y trata de ponerse sobre ella:
--No te me resistas. Te voy a hacer el amor. Es mi derecho.
Yolanda se queda quieta. Él la obliga a acariciarlo.:
--No te pongas tensa. Te gustará más si te relajas.
Con paciencia, el guapo chico logra que a su joven esposa le guste acariciar su cuerpo desnudo. Luego la desnuda y se produce la fusión. La joven disfruta haciendo el amor sin saber que tras la puerta Juan padre sufre. Se golpea la cabeza contra la pared:
--¡¡están juntos, están juntos¡¡
Oye los jadeos de placer de los dos y eso le angustia. Le duele sentir a esa joven que es tan importante para él disfrutando en brazos de su marido. Tiene celos. Le duele pensar que todo irá bien entre ellos, que su hijo no dejará a su esposa a su cargo. Devorado por unos celos que no entiende, el maduro hombre entra en su dormitorio. Lanza con rabia todo lo que encuentra a su paso y luego se tumba en la cama a llorar.
--¡¡no te debe doler –dice con angustia—son un matrimonio. Es normal que hagan estas cosas. Además ella es una hija para ti (en realidad ni él mismo cree eso) y te debes alegrar que todo le vaya bien.
No puede evitar morirse de la rabia porque es su hijo el que está con esa joven. No se atreve a pensar que le gustaría estar en lugar de su hijo. Los jadeos de la pareja se le repiten una y otra vez. Llora sangre, no los quiere oír, a pesar de estar en su cabeza no los puede evitar. Se tapa los oídos como si así los evitara. Llora angustiado.

Quien también llora angustiado mientras su esposa duerme es Luís. Piensa en Fabio. Le duele haberlo dejado pero no se arrepiente.
--fui tan feliz en tus brazos pero no debes volver a desestabilizarme. Fue lo mejor. Un sueño, un sueño.
El guapísimo hombre cierra los ojos acaricia uno a uno todos los segundos en los que ha vuelto a disfrutar de su amor por Fabio y le da gracias a la vida por haberle permitido ser feliz una vez más. Se seca las lágrimas y dice:
--esto fue una pausa, un desliz. Yo tengo una misión y es sacarle a los Helmut lo que me robaron. La mitad de la empresa es mía pero yo la quiero toda. No me basta con lo que tengo. Lo que es justo es justo. Toda la empresa será mía. No pararé hasta que el apellido Helmut haya desaparecido, Mercader-Caralt music, así se llamó en sus inicios y así se llamará de nuevo. Eso lo juro por la memoria de mis padres.
Luis hace una cruz con los dedos y la besa.
--nada me apartará de mi camino. Ni si quiera tú, mi amor.
Con lágrimas en los ojos recuerda el rostro de su amado:
--estaba tan guapo¿Dónde estará? ¿Dónde? ¿Qué habrá pensado cuando despertó y yo no estaba a su lado?
La idea de que Fabio nunca lo quiso lo angustia:
--eres un tonto. por eso Fabio te dejó. Él debe estar feliz y seguro en brazos de otro hombre. Le has puesto las cosas más fácil. Seguro que todo lo hizo por ego, porque quería demostrar que yo me sigo arrastrando a sus pies, que puede hacer conmigo lo que se le pegue la gana. Y no. ya no,... si su ego quedó herido, pues que bueno.
Luis habla con amargura y sin poder evitar el llanto.

Fabio ha vuelto ya a la ciudad en la que vive. Está solo en su apartamento. En su contestador automático hay muchas llamadas de su pareja a las que él no ha contestado. Está solo en el suelo llorando pensando en Luís.
--¡me dejó. Me dejó¡¡¿porqué me hiciste esto? ¿porqué? Yo creía que mis besos habrían borrado el pasado, que podríamos volver a empezar. En todos estos años nunca fui feliz, nunca fui feliz como hoy. Yo creí que todo pasó, que iba a volver a ser feliz. Lo hubiera dejado todo por ti. Todo¡¡
Fabio se seca las lágrimas y se recrimina su comportamiento.
--¡¡eres un tonto. Luis es un hombre muy sexual y aunque te haya querido mucho nunca lo suficiente para pensar en ti como tú en él¡¡¡habrá tenido cientos de hombres en su vida¡¡¡lo que dijo que pensaba en ti era sólo para obtener lo que quería. Sexo. Yo se lo puse fácil. y ahora se debe estar burlando de mi¡¡
Fabio se levanta. Se hace el fuerte. Se seca las lágrimas y dice:
--fue bonito volver a mi pasado, pero eso que nunca es tarde es mentira. Seguiré con mi vida, con mi empresa, con todo lo que construido hasta ahora, con toda mi infelicidad. Fue lindo volver a ser feliz pero ya pasó.
El hombre se quiere dar una ducha para relajarse. Se mira al espejo y llora recordando lo feliz que ha sido en brazos de Luis:
--Me lo merezco. Yo habría dejado todo por ti pero ahora me merezco que no me quieras. Tú ya no me amas, yo maté ese amor. No me puedo quejar –se dice con amargura.

Juan y Yolanda han hecho el amor. Los dos están en la cama relajados y desnudos. Yolanda, muy satisfecha, apoya su cabeza sobre el pecho desnudo de su esposo. Le gusta que no se haya ido, que pueda abrazarlo, tocarlo. Ha descubierto que le gusta estar con él, acariciarlo, besarlo.
--Hoy ha ido mejor eh? Te sentí disfrutar. --dice él con orgullo.
Ella no se atreve a mirarlo a los ojos. Besa el pecho desnudo de él y con un poco de vergüenza dice:
--Ya no es algo sucio. Eres mi marido. Es normal que lo hagamos y que nos guste.
Ella se ruboriza y él sonríe, le acaricia el pelo:
--pues si tu quieres lo volveremos hacer.
Ella lo mira con un poco de angustia:
--¿te vas a quedar a mi lado verdad? Todo será normal ahora.
El guapo joven fuerza una sonrisa:
--Tú duerme tranquila, ya hablaremos.
La adolescente lo mira ilusionada. Se acurruca bien entre los brazos de su desnudo marido. Yolanda se queda dormida tranquila segura que con el amor de los dos Juan va a ser muy feliz y todo saldrá bien.

Cuando ya la joven se ha quedado dormida, el chico sale de la cama con cuidado de no despertarla. Se viste en silencio y se va por donde vino. El joven quiere dejar la casa a toda prisa. No esperaba que su padre lo esperara en la sala.
--¿¡te vas?¡ --le pregunta molesto.
--sí, ya tuve lo que viene a buscar.
Al hombre le duele que su hijo juegue con la adolescente:
--¿¿y se puede saber que venías a buscar? –le dice el hombre molesto.
--tú y yo siempre nos habíamos llevado bien. Sólo discutimos porque no querías que fuera cantante y ahora no me está gustando tu tono de voz, últimamente estás muy raro. Vete a la cama que es tarde, ya nos vemos otro día.
--¿no te quedas aquí?
--No, esta no es mi casa ya. Sólo vine a ver como está Yolanda. Yo pronto me iré de gira, es mejor que no se acostumbre a mi.
El joven se iba a ir pero su padre lo retiene y con reproche le dice:
-- ¿No quieres saber de ella y te acuestas con ella?
Juan padre echa en cara a su hijo que pasara de Yolanda en la boda y se acuesta luego con ella. Juan hijo finge que disfruta acostándose con su esposa.
--al menos que saque provecho de esto. Algo bueno debe tener esta boda a la que tú me obligaste. Tanto tú como Yolanda habéis tenido lo que querías, pues al menos deja que disfrute con lo único bueno que se le puede sacar a tu protegida.
--¡¡no hables así¡¡
--Yolanda es mi esposa y si me acuesto con ella ¿a ti qué?
Tratando de controlar los celos que lo devoran el hombre dice:
--¡es que no puedes jugar con ella, es la madre de tu hijo, no es una cualquiera con la que te puedes divertir¡¡si la vas a ignorar pues lo haces siempre. No te voy a permitir que la desprecies por el día y que por las noches te acuestes con ella¡¡
--¡¡pues a ella le gustó, disfrutó en la cama conmigo¡¡ --Juan hijo orgulloso.
Juan padre se golpea los puños con rabia para controlar las ganas de golpear a su hijo al que está empezando a ver como un rival.
--parece que la quieres más a ella que a mi --le reprocha el joven a su padre.
--tú sabes que siempre has sido mi vida. Lo más importante.
--Pero ahora siento que lo más importante para ti es ella y que por eso no te ha importado que arruine mi vida atándome a una niña que no me interesa.
El hombre no dice nada, no sabe como defenderse.
--¿Qué me está pasando?¡QUE? –dice cuando su hijo lo deja solo.

Sigilosamente, Juan padre entra en el cuarto de Yolanda. La ve mientras duerme. Se sienta a su lado. La acaricia con ternura:
--si yo pudiera aspirar a su amor.. Si yo pudiera.

Al día siguiente, Yolanda se sorprende al ver a su suegro sentado en su cama dormido. Yolanda lo despierta con cariño. Él sonríe:
--buenos días, mi ángel.
A Yolanda le gusta mucho la sonrisa de ese hombre pero está sorprendida:
--¿Qué haces aquí? Y…
Yolanda calla porque siente vergüenza.
--mi hijo se fue.
--se despertó temprano?
--No, Yolanda. se fue en la noche.
La adolescente lo mira angustiada:
--no puede ser.
El hombre la acaricia y le dice:
--así es. Yo me lo encontré en la casa. Dijo que ya había obtenido lo que quería y que se iba. No va a vivir aquí, todo seguirá como hasta ahora.
Yolanda lo abraza llorando y él tiene que controlar sus ganas de besarla.

1 comentario:

  1. Vaya... Juan Padre no le es indiferente la esposa de su hijo... y vaya, ya entiendo mejor la relación de Luis con Elisa... solo quiere vengarse de la familia de ella porque él ama a Fabio.

    Saludos,

    Renzo

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