jueves, 24 de marzo de 2011

Capitulo 42


Elisa mira deshecha a su marido besándose con Fabio.
--¿¿qué es esto –dice para sí--- ¡¡¡ES GAY¡¡
Fabio y Luis están tan felices el uno en el otro que no se dan cuenta de la presencia de la mujer. Elisa queda como en shock. No lo quiere enfrentar, en el fondo, aunque no lo quiere reconocer, sabe que Luís se casó con ella sólo por la empresa y tiene miedo que al enfrentarlo éste le diga que no la quiere. Cierra la puerta sin que sea vista. Está mareada, se sienta sobre la mesa de la secretaria.
--no, no le puedo dar la oportunidad que me deje, no puedo. Lo he amado toda mi vida. No lo puedo perder.
La secretaria llega en ese momento.
—Señora Elisa, ¿usted aquí? ¿quiere que hable con su marido?
--No, no. en realidad venía a recoger unas comprar que me dejé --dice disimulando.
--aquí ¿unas compras?
--sí, sí son unas compras para mi marido. No le diga que vine, por favor.
--como usted quiera.
Nota a Elisa muy alterada.
--¿quiere tomar algo?
--un poco de agua.
A Elisa le tiembla el pulso al tomar el agua y al levantarse se marea un poco.
--ay que tenemos bebé a la vista¡¡
Elisa intenta ocultar su rabia:
--no, para nada. Nos cuidamos. No queremos tener hijos. Será que no como bien últimamente.
--Pues esto no está nada bien. Mira te voy a dar esto, son unas pastillas de hierbas que van muy bien. Son unas vitaminas.
--no, no.
--son sin receta, no es un medicamento..
La secretaria se las enseña para que vea que es algo natural. Elisa lo mira sorprendida.
--¿me das una?
--si claro.
--que curioso. Son igual que mis pastillas anticonceptivas. Cualquiera no notaría la diferencia ¿Dónde las puede encontrar?
Feliz porque le hace caso, la secretaria dice:
--toma, yo tengo más en casa.
Elisa se las guarda, está más tranquila.
--No le digas nada de esto a mi marido. No quiero que se preocupe.
--sí, como quieras. ¿y tus compras?
--creo que no me las dejé aquí.
Elisa se va dolida por lo que ha visto pero con un plan en mente. Fabio y Luis no quiere despegar sus labios el uno del otro. Cuando se separan Fabio lo vuelve a besar.
--te amo, te amo tanto.
A pesar que lo ama, Luís se aparta de él
--¿¡a que estás jugando?¡
Fabio lo mira herido:
--¿a que juegas tú? Tú te aprovechaste de mi, de que yo estaba sensible para hacerme el amor y dejarme tirado ¡¡eso no lo hace ni un animal¡¡¡¡no tienes escrúpulos¡¡
--¡¡no me vengas de escrúpulos¡¡tú me dejaste a mi a pesar que yo te amaba¡¡
--¡¡Luís, por favor. De eso hace mucho tiempo¡¡¡no tiene sentido recordar esas cosas¡¡
Luís tragándose las lágrimas:
--si claro. Tú ya lo olvidaste. En cambio yo…
Fabio no lo deja seguir:
--¡¡no me vengas con esas –dice celoso—que sé que estás casado¡¡
--¡¡sí y qué¡¡?? ¡¡Es con una mujer¡
--¡¡No, nada. es que no creo que a tu esposa le guste que te beses con tu ex novio¡¡
Luís le agarra del brazo con fuerza y le dice:
--¡¡tú me dejaste y no te quejes¡¡¡no quiero que arruines mis planes¡¡
--¿¿de que planes hablas??
A pesar de estar muy enamorado de ese guapo, de tener tentaciones de pedirle que se quede con él, Luís se deja llevar por su rencor.
---¡¡tú te fuiste de mi vida, no quiero que te metas en mis cosas¡¡
--¡yo me fui¡¡¡pero tú me metiste de nuevo al hacerme tuyo a pesar de estar casado¡¡
--¡¡tú te me ofreciste sin preguntar. Yo no tengo la culpa que seas una putita¡
Fabio lo bofetea:
--¡¡eres un imbécil, fue un error venir¡¡¡
--pues vete y no vuelvas.
Se miran heridos. Cada uno se traga su dolor y lloran en silencio. Luís tira todo lo que tiene en la mesa.
--¡¡maldito, seas Fabio¡¡¡no vas a volver a destrozarme la vida, no¡¡¡
Después del golpe de genio, se da cuenta que ha mezclado los papeles que revisión con los que le quedaba por revisar y que tendrá que empezar de nuevo.
--¡¡mierda, todo es tu culpa, Fabio¡¡ --dice con rencor.
Fabio entra en su coche llorando.
--¡¡eres una tonto, ¿para qué lo fuiste a buscar? ¿para qué? ¡ese hombre ya te olvidó¡¡
Algo le intriga, se lo quería preguntar pero no ha podido ser:
--nunca entendí que su familia perdiera esta empresa .Qué casualidad que Luis se casara con la nueva dueña --se dice intrigado.

En el hospital, Juan padre mira a su hijo como si fuera un rival. No puede verlo ya como su hijo sino como un hombre que le puede quitar el amor de su chica.
--¿qué haces aquí?¿Cómo te enteraste?
--Mi avisó, doña Chole. Yo le di mi móvil para que me llamara si pasaba algo.
--pues que bueno que pudiste venir tan rápido.
Juan hijo no tiene tiempo para explicar nada y se va con el director. Aunque trata de evitarlo, Juan padre no puede evitar los celos. El hecho que él haya venido demuestra interés y eso lo lastima. Le duele, tiene miedo que le interese su familia. Siente celos de que quiera ocupar en su familia el lugar que le corresponde. El hombre llora porque es su hijo el que está en el quirófano.
--Juan, Juan –grita ella.
--Aquí está su marido –le dice el doctor.
Ella en realidad se decepciona porque a quien llamaba era al padre no al hijo pero no es el momento. El chico se muestra muy atento al nacimiento de su hijo. Llora al tener a su hijo en brazos.
--está bien, está bien? –pregunta la joven con ansiedad.
El doctor le dice que sí mientras Juan llora y besa a su hijo:
--te juro que te voy a querer mucho, que aunque no siempre vaya a estar a tu lado siempre vas a poder contar con mi cariño de padre.. Te quiero mucho, hijo.
Yolanda no puede evitar sentirse culpable ya que quiere estar al lado de su suegro.

Juan espera en la sala de espera con angustia. Nadie le dice nada. Los nervios y los celos lo están devorando. El joven Juan sale con emoción. Al verlo llorar el hombre se preocupa:
--¿Qué le pasó a Yolanda? ¡que le pasa?¡ --dice zarandeando a su hijo.
El joven de Juan se sorprende:
--Todo está bien. ¿porqué no iba a estar bien?
Al feliz abuelo se le ilumina la cara:
--¿está bien? Yolanda está bien?
--sí, papá. Yolanda y mi hijo están bien.
El hombre no puede evitar sentir envidia de su hijo por ser este el padre del hijo de su amada. El joven abraza a su padre con emoción:
--¡¡soy papá, soy papá¡¡¡es algo tan grande¡¡¡nunca pensé que fuera algo tan hermoso, tener esa criatura entre mis brazos. Se ve tan pequeñito, tan indefenso. Tan perfecto. Es mi hijo, es un pedazo de mi vida. Me siento tan feliz ¡¡eres abuelo, papá¡¡eres abuelo¡¡
--lo sé –dice el hombre con tristeza.
--esto es lo más grande que me ha pasado. ¡¡esto es increíble¡¡ --no deja de repetir el chico.
Procurando no ser tan descarado, Juan padre le dice.
--¿y cuando te vas?
--¿y eso? ¿es que me quieres echar? –pregunta el joven en broma.
Juan padre se pone nervioso:
--¡no claro que no¡¡lo que pasa es que sé que te ha ido muy bien en tu gira. Tienes toda una carrera por delante¡¡¡y no sé en qué lugar quedan tu esposa y tu hijo¡¡
--mi esposa en ninguno. Mi hijo en primer lugar.
Juan padre se queda más tranquilo al darse cuenta que el joven no tiene ningún interés en Yolanda. El chico sigue hablando:
--Cantar es lo que me gusta y no podré estar con mi hijo siempre que quiera. También será bueno puesto que yo no quiero vivir con Yolanda. Además tengo que trabajar para que a mi hijo no le falta nada. No quiero que tú lo tengas que mantener.
--y espero que si no te interesa Yolanda no te sigas acostando con ella.
--¡papá¡ No creo que esto sea cosa de discutirlo aquí.
--bueno, es que tú eres capaz de pretender que ella te cumpla como esposa.
El chico se sorprende al sentir celoso a su padre:
--¿y sí así fuera, qué?
Juan padre se muere de rabia y dice:
--te lo prohibo.

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