jueves, 24 de marzo de 2011

Capitulo 61



Marianela y Félix llegan al hotel. La sencillez de la ceremonia contrasta con el lujo de la suite que el novio ha elegido para pasar su noche de bodas. Entran como dice la tradición ella en brazos de él. La deja sobre la cama. Él la va besando mientras se saca la camisa. Se miran entusiasmados. Son tan felices que no son capaz casi ni de hablar.
--¿feliz? –le pregunta ella a él con un hilo de voz.
Él tiene un nudo en la garganta. No es capaz de hablar, hace que sí con la cabeza. Se van besando, él la quiere desnudar pero ella le para la mano.
--aún no.
--Eres mi esposa y ya te he visto desnudo --cachondo.
Se sonroja.
--y yo a ti.
Él la mira tímido pero pícaro.
--¿y te gustó?¿te gustó verme desnudo?
Aunque a ella la da vergüenza hablar de estas cosas dice:
--Mucho. Me encanta verte desnudo.
Él traga saliva. Marianela lo hace sentir amado y deseado y eso lo llena. Se siente lleno como persona y como macho. Se van fundiendo en un beso. Ella sale de los brazos de él. Félix la mira extasiado.
--¿dónde vas?
--es una sorpresa para ti.
Marianela se queda en el cuarto de baño. Él aprovecha para sacarse la ropa, la espera en boxers. Ella sale en ropa interior muy sexy. Él sufre un fuerte shock. Nunca había visto a la joven tan bella. Ella se le va tirando encima. Él la acaricia nervioso. Ella se muestra tímida pero apasionada.
--te amo, te amo tanto. Me faltará vida para agradecerte todo lo que estás haciendo por mi.
--Yo no necesito que me agradezcas nada, sólo que me ames.
--Soy tuya, tuya en cuerpo y alma para toda la vida.
Ella está encima de él. Él le saca el sostén, se funden el uno en el cuerpo del otro. Se gozan, se dan placer con sus cuerpos. Con su amor.



Rubén se ha llevado a Ana a su apartamento.
--Cierra los ojos, te tengo una sorpresa.
Ella está un poco decepcionada.
--Si lo que querías es acostarte conmigo me podías haber llevado a un lugar bonito, que fuera especial. Se han casado nuestros amigos.
Él sonríe mucho.
--cierra los ojos.
Pero ella no deja de sospechar.
--Es que cuando has desaparecido y hemos quedado para más tarde yo creía que…
Ya que no calla, entonces él se arrodilla ante ella.
--¿¿qué haces? –pregunta ella sorprendida.
Rubén suspira enamorado. Ana ha sentido envidia de la boda de su amiga y le apetece casarse pero está segura que Rubén no es el hombre de su vida. Ana fuerza una sonrisa, no sabe qué decir. No quiere romper con Rubén porque está acostumbrada a él y no quiere dejarlo sin tener otro repuesto. Rubén sigue de rodillas. Saca algo de su bolsillo.
--Me ha dado un impulso y lo he comprado, espero que te guste.
Le ha costado todo lo que ha ganado en estos meses y había ahorrado pero eso no se lo dice. Abre la cajita. Es un anillo, con diamante incluido. Ella lo agarra rápidamente.
--¡¡hey, es bueno…¡
Los ojos brillan por ambición. Él se levanta, la acaricia con amor. Ella admira su anillo. No le importa para nada el amor de Rubén.
--No te mereces menos --él muy cariñoso.
A ella le suena el móvil. Es un mensaje. Se lo saca del bolsillo.
--¿¿ahora vas a mirar tu móvil?
Ella no le hace caso. No conoce el número pero igual abre el mensaje: “soy Pierre, quiero verte”. Y a continuación una cita. El hotel es bastante de clase baja pero la idea de acostarse de nuevo con ese príncipe la seduce demasiado. Por sexo ya es bueno pero si además ocurre algo más mejor. Ana está feliz, con esa joya y ahora con una cita con un verdadero príncipe. Rubén espera impaciente una respuesta de la chica. Ana tiene agarrado con fuerza el anillo. Se lo guarda en el bolsillo.
--¿No te lo pones?
--No ahora no puedo, ¡me tengo que ir¡
Rubén está muy decepcionado.
--¿¿ahora?¿cómo?
---si, es que ha pasado algo muy grave.
--¿¿qué pasó?
--Mi abuelito, se enfermó.
Rubén no quiere creer que todo son inventos pero ya no confía en la chica. No le dice de acompañarla porque sabe que va a decir que no. Rubén se queda solo. Ana desaparece llevándose una fortuna con ella. Rubén le ha demostrado su amor, le ha dado todo lo que tenia para demostrarle lo importante que es para ella. Va al dormitorio, se empieza a sacar la ropa para darse una ducha. Está triste porque siente a Ana muy lejana, con ella las cosas no son nunca como las sueña.
--Todo está bien, todo está bien.
Pero cada vez le cuesta más convencerse de eso.
--Ana me ama como yo a ella pero lo que pasa es que tenemos mala suerte, siempre pasan cosas en su familia.
Justo en ese momento, Ana llega al hotel en el que la espera Pierre. El príncipe está ya desnudo y excitado. Está muy buen dotado. Ana se arrodilla ante él. A Pierre le encanta que la chica le coma la verga.
--¿me dejas que me venga en tu boca? –dice él gimiendo.
Ella va chupando los testículos del príncipe mientras lame ese gordo y duro miembro con hambre.
--¡quiero que me la metas¡
Pierre va acariciando la cabeza a la chica. Le gusta que sea tan sexual. La mira con cara de depravado.
--hay tiempo para todo.
--Entonces dale.
--¿y se vas a tragar mi leche? –excitado.
--Por supuesto.
Pierre se retuerce del placer mientras la chica es muy rápida. A Pierre le encanta ver su semen en la boca de la chica y como lo saborea antes de tragar. Pierre está ahí desnudo. Muy guapo, bastante vergón. Además es un príncipe, éste sí es el hombre que Ana ha estado esperando toda su vida. Está dispuesta a hacer cualquier cosa que él le diga con tal de no permitir que ese príncipe salga de su vida.

Por otro lado, Juan y Adri están retozando juntos. Se han quedado en la casita en la que ensayan. Adri es el activo. Cae al lado de Juan entusiasmado.
--¡buf, esto es genial¡
Adri está cansado, gime de gusto. Juan lo mira de lado. Los dos totalmente desnudos.
--¿no te cansas de mi?
Adri no se mueve porque está agotado.
--¿¿cansarme de ti? ¡¡estás loco¡
Juan cada vez está más enganchado con Adri y le da miedo que el chico llegue a dejarlo.
--Es que nunca te habías acostado tantas veces con el mismo chico.
Adri le guiña el ojo.
--Porque nunca había hecho el amor. Y espero poder seguir haciéndolo y contigo millones de veces.
Juan está ya complacido. Se tira sobre él. Lo besa.
--perdona por tener que ocultarte pero es que…
Adri lo besa.
--No me digas nada, soy tan feliz. Te amo.
Juan lo besa emocionado. Se funden el uno en el cuerpo del otro. Se dan un buen revolcón.

Es ya de madrugada, Pierre se da una ducha. En el fondo de la habitación se ve al príncipe totalmente desnudo. Tiene un bonito culo, el agua y el jabón desliza por entre sus nalgas. Ana se levanta desnuda de la cama. Tiene muchas llamadas de Rubén. Rubén le llama en ese momento y para que Pierre no se dé cuenta ella toma la llamada pero sale a la terraza.
--¿cómo está tu abuelo?
--se murio.
--lo siento mucho, ahora voy para allá.
--No, es que nos vamos.
Ana mira al príncipe que está saliendo de la ducha secándose la cabeza. Se le mueve los genitales. En estado de reposo son más bien normal pero el príncipe y así desnudo es algo impresionante. Mira también el anillo que aún lleva en el bolsillo. Lo tiene más claro que nunca. Pierre es el hombre que más le ha gustado en la vida y el que le conviene.
--voy a tener lo que me merezco –dice para sí.
Y a Ruben le dice:
--salimos del país, no sé cuando volveré.
--¿cómo?
--Es que mi abuelo me ha dejado mucho dinero.
--pero si no tenia dinero…
--¿y tú que sabes? Tenia y mucho pero me obliga a llevar sus cenizas a Canadá.
--¿Canadá?¿qué se te ha perdido ahí?
--es la última voluntad de un difunto, no sé cuando vuelva. Me deja el dinero a mi pero tengo que estudiar en Canadá.
--¿y nuestra boda? –triste.
Ana le cuelga. Mira hacia abajo y tira el móvil. Luego vuelve a la habitación. Pierre la abraza. Los dos desnudos.
--¿¿Quién era? ¿tu novio?
--Yo no tengo novio.
--pero sabes que yo sólo quiero divertirme.
--Y yo quiero ser tu esclava sexual.
Pierre está encantado por ese joven que lo quiere complacer. No sabe ver la ambición de su rostro.








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