viernes, 25 de marzo de 2011

Capitulo 73







Juan y Adri han desaparecido por el ascensor. Están los dos solos. No dejan de besarse y acariciarse. Tienen muchas ganas de estar juntos, de amarse como siempre lo han hecho.
--No tenías que hacer esta locura.
--No querías? –Juan.
Son muy cariñosos el uno con el otro y a cada palabra se van besando.
--Me moría de ganas de gritar al mundo que te amo.
--quiero que vivamos juntos –Juan.
--ya vivimos juntos –Adri.
--bueno tú vives en mi casa, yo vengo, ahora quiero que estemos siempre juntos sin escondernos…
Se abrazan con fuerza.
--Ahora quiero que estemos siempre juntos. Eso sí no te aburres de mi –Juan.
Adri pone sus manos en la mejilla.
--¿aburrirme de ti? Jamás ¡te amo más que a mi vida¡ Nada quiero más que envejecer a tu lado, que estar siempre juntos.
A Juan lo llena de emoción las palabras de su amado. No dejan de besarse, decirse que se aman. Llegan a la zona privada de la empresa.
--Nunca he subido aquí.
--Si bueno, es de uso privado del Presidente. Zona del descanso, un poco de trastero, de todo un poco.
Pero para sorpresa de Adri, hay un apartamento. Pequeño, lujoso, apto para los dos.
--¿y esto?
--Nuestro hogar.
Van tomados de la mano. Juan le enseña el lugar.
--Faltan algunos detalles pero es que quiero que también tenga tu huella, que sea algo de los dos.
Abrazados frente a frente. Se miran con amor.
--¿tú hiciste esto?
Juan hace que sí con la cabeza.
--Es todo nuevo, quiero que sea nuestro. Sólo nuestro.
Adri abraza con fuerza a Juan.
--¡te amo, te amo¡ --grita Adri.
Se besan ardientemente. Juan lo mira pícaro. Señala una puerta.
--¿estrenamos nuestro dormitorio?
Se miran con amor y deseo. Van hacia allá desnudándose, besándose. Caen desnudos en la cama acariciándose, formando un solo cuerpo. Unidos en el deseo, en el sexo y en el amor. Los dos se aman y no quieren separarse. Están felices, los dos han cumplido de sueño de formar un hogar, una pareja estable. Vivir el uno por y para el otro pero para ambos ha sido con quien menos imaginaban. Juan porque Adri era demasiado informal, demasiado frívolo. No se lo imaginaba estando sólo con un hombre, formando una relación estable. Adri porque Juan lo veía como un hermano y jamás pensó que eso cambiaría.







Por otro lado, Marianela está pendiente de su hijo y de la puerta.
--¿es que no piensa venir?¿tal vez fui muy dura?
Ama a Félix y se arrepiente de haber dicho que se fuera pero quiere estar segura que él la ama.
--tiene que venir, tiene que insistir.
Está segura, y lo desea, que Félix no va dejar las cosas así. Cuando oye serenata desde la calle siente que el corazón se le va a salir por la garganta.
--¡tiene que ser él¡ ¡¡tiene que ser él¡
Se asoma a la ventana. Brinca de alegría. Félix subido a una fuente, acompañado de unos músicos. Félix micro en mano le canta una bonita canción: “Te hacen sentir que no podés, te hacen sentir que no sabés, te hacen sentir que no vales, te hacen caer en un abismo una y otra vez te hacen creer que nada sos, te hacen creer que solo estás, te hacen creer que no hallarás nunca el camino…” Marianela deja al bebé con la vecina. Corre a brazos de su amado. A sus pies.
--¿¿qué hacés? –pregunta ella nerviosa y emocionada.
Él subido en una fuente. Le sonríe.
--demostrarte que te amo, ¿vas a volver conmigo o sigo cantando? Estoy dispuesto a cantar toda la noche.
--creo que los vecinos te van a tirar agua –dice ella divertida.
Félix se mete de pies en la fuente.
--que me tiren agua, no me importa nada con tal de demostrarte lo que te amo.
Ella tiene cara de sí pero se hace la difícil. Le da la espalda.
--No sé, tengo que pensarlo –dice divertida.
Pero él se da cuenta que bromea.
--¡te vas a enterar¡ --dice divertido.
Félix le tira agua. Ella hace que lo reta pero está feliz. Le sigue el juego. Se mete en la fuente. Empiezan a salpicarse agua. Finalmente se abrazan.
--te amo tanto –dice ella.
--Mi amor, no quiero que nos separemos más.
--No lo haremos.
Ambos hablan con mucha emoción, sellan su reconciliación con un apasionado beso de amor.

6 meses después…Marianela está entrando en quirófano gritando de dolor. Félix está a su lado. Entran juntos en la sala de parto.
--¡respira mi amor…¡ ¡¡respira¡¡ haz como yo¡
Félix está apoyando a su amada en todo momento.
--¡¡empuja, empuja¡
Ambos lloran cuando una bebita llora en brazos del doctor. Félix le corta el cordón umbilical. El doctor pone a la pequeña en brazos de la cansada mamá. Félix besa a las dos llorando. Mira a la pequeña con amor:
--hola Marianita, soy tu papá… ¡que ganas tenía de conocerte¡
Félix besa amorosamente a la pequeña y a su amada.
--Gracias, gracias por tanta felicidad.
Ambos se miran con lágrimas en los ojos.

En ese mismo momento, Yolanda, está ya muy gorda. y Juan padre decoran de rosa la habitación que están preparando para el bebé que esperan. Ya saben que será niña, algo que a ambos les hace mucha ilusión.

En otro lado de la ciudad. Luis llega a su casa. Fabio lo espera feliz.
--¡¡pero si llegó mi marido favorito¡¡
Luís lo mira amoroso:
--soy el único que tienes.
--bueno, pero ahora ya no estaremos solos –Fabio misterioso pero feliz.
--¿¿como??
--Me llamaron de la clínica ¡¡la mujer a la que inseminaron está embarazada¡ ¡¡vamos a ser papás¡
Luís y Fabio se abrazan y besan felices.
--¡un hijo, vamos a ser papás¡
--Recuerda que juramos que el bebé o los bebés serían de los dos, que aunque la mujer que nos cede su vientre haya sido inseminada con óvulos que llevan tu esperma y otros el mío nunca sabremos cuáles han llegado al final.
--son nuestros hijos, de los dos –Luís.
A Luís le hace ilusión un bebé que lleve la sangre de él pero también la de su amado. El hecho de no saber exactamente quien será el padre biológico de los bebés, si uno u otro o ambos les hace sentirlos que son de los dos. Luis y Fabio se miran emocionados, encantados que después de tantos años separados ahora sí están juntos y son felices.

A kilómetros de ahí, Omar está viviendo en Milán. La ciudad está empapelada con carteles su primer disco en solitario que está siendo un éxito. El chico vive en un apartamento junto a Silvana de la que hay fotos en toda la casa. Él mira una ecografía especial. Es la de su hijo. Se le llenan los ojos de lágrimas.
--Mi hijo, ¡un machote¡ ¡Un Omarcito¡ --dice con orgullo.
Llaman a la puerta. Es Ana. Él la mira sorprendido.
--¿¿qué haces aquí? No creo que a Silvana le guste verte.
Ella se muestra coqueta.
--vivimos en la misma ciudad, es un delito que no nos hayamos visto y lo que es peor, que no nos hayamos acostado juntos.
Ella está dispuesta a desnudarse pero él la rechace.
--¡vete¡
Ella se burla de él. Le magrea en el paquetorro. Lo excita pero él la rechaza.
--¿no me digas que amas a Silvana? Sé que ella te atrapó con un hijo pero sé que no la amas, que todo ha sido para promocionar tu disco.
--Me dejé atrapar –dice él sonriendo.
No ama a Silvana pero es feliz a su lado. Se siente querido y le hace ilusión ser papá. Ella es quien más lo ha querido y Omar quiere intentarlo. Omar cada día está más guapo y Ana no está dispuesta a aceptar un rechazo.
--Yo tengo mucho dinero, te puedo dar lo que quieras –dice coqueta.
--¿es que ahora tienes que pagar para chingar? –dice él con desprecio.
--¡claro que no, todos quieren conmigo¡ ¡¡príncipes, reyes¡ --dice ofendida.
Él no se deja impresionar.
--Pues ya que eres la puta de los reyes, que ellos te paguen y no te gastes en otros hombres el dinero que el príncipe Pierre te da para su hija. Agradece que él reconoció a su hija a condición que no te le acerques, que no hables de él. Dedicate a tu hija, no a comportarte como una buscona.
--¡imbécil¡ --dice ella tratando de bofetearlo.
Él la agarra de las dos brazos.
--¡y no vuelvas¡ --dice apartándola y cerrando la puerta.
Omar está sofocado. Ana lo ha puesto cachondo, la tiene dura pero se siente orgulloso de sí mismo por haber podido rechazarla.


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