jueves, 24 de marzo de 2011

Capitulo 70


Juan y Adri salen del baño abrochándose los pantalones. Se miran con complicidad. A los ojos de todo son sólo amigos pero ¡¡como se aman¡ ¡¡cómo se han disfrutado¡¡ Se mantienen separados, Adri le guiña el ojo y Juan le sonrìe enamorado.

Aunque han sido invitados, ni Félix ni Marianela han querido asistir para no crear un conflicto con el otro. No querían encontrarse aunque se aman. Marianela no soporta el dolor de Félix y Félix no quiere aceptar que se equivocó, que ama a esa mujer, que quiere volver con ella pero que le da terror no hacerla feliz, que ella no lo ame de verdad, no lo desee. Marianela vive en el hogar conyugal. Es una madre feliz. Simoncito ya ha sido dado definitivamente de alta y está muy bien. Félix se preocupa por su hijo pero lo ve por mediacion de los padres de ella. Le causa un gran dolor ver a la joven y a ella le duele que él no la quiera ver. Félix se está quedando en una triste pensión. Se enoja al ver a Omar.
--¡largo que quieres¡?
Félix está enojado pero Omar le habla con cariño.
--decirte que eres un tonto.
Félix se dispone a golpear a su amigo:
--¡y tú eres un cabrón¡
Omar desvía el golpe. Le sonríe cariñoso.
--He venido en son de paz…
Félix adora a Omar. Es el hermano que nunca tuvo y le duele que él lo haya traicionado. Félix mira a la ventana. No quiere que Omar se dé cuenta que sufre, que pese a todo lo sigue queriendo y es por eso que sufre porque adora a las dos personas que lo han traicionado. Omar pone su mano en los hombros de Félix. Se muestra fraternal. Le habla desde el corazón, como nunca ha hablado a nadie.
--Yo siempre te he tenido envidia, nunca nadie me ha amado como Marianela te ama a ti.
Félix se gira. Está llorando.
--¿por eso te la tiraste?
Omar le acaricia las lágrimas.
--Me gustaría poder pedirte perdón y sé que ya es tarde para arrepentimientos, no sé porque lo hice pero lo hice y ya no hay marcha atrás. Yo cometí un error y no puedo permitir que tú también lo cometas. Marianela te ama ¡¡Nunca vi una mujer tan enamorada¡ ¡¡nunca nadie me amará como ella¡ No dejes que un idiota como yo destruya algo tan hermoso. Se aman, tienen un hijo …¡Son la familia perfecta¡
A Félix le emociona las palabras de Omar pero se siente inseguro:
--No disfruta en la cama conmigo como contigo –triste.
A Omar le sabe mal haber dicho eso.
--¡No me hagas caso, fue una tontería lo que dije¡
--pero es verdad ¿no?
Félix se ve un niño asustado, inseguro. Omar quisiera mentirle pero no quiere que se quede con la duda.
--Eso fue hace mucho, estoy seguro que tanto tú como ella sois mejores amantes y disfrutáis más del sexo que antes… ¿a ti no te gusta más acostarse con ella ahora que antes?
--si bueno… --balbucea inseguro.
--y entonces ¿Porque ella no puede pensar lo mismo ?
Félix se muere de ganas de volver con ella pero le falta un pequeño empujón y Omar se lo da:
--está embarazada…
Félix se ha quedado en shock.

Marianela está sola en casa con su pequeño. Simoncito duerme en su cunita. Al lado de la cama de mamá. Desde que se fue Félix, Marianela se ha sentido muy sola en esa cama pero ya no está sola. Se acaricia el vientre, ahora una parte de Félix está dentro de ella. La sangre de su amado se ha mezclado con la de ella y aunque le hubiera gustado que todo fuera de otra manera está feliz. Es una bendición para ella saber que un hijo de Félix crece en su vientre. Se siente bendita. Su primer impulso al saberlo fue correr a contárselo. Pero ¿para qué? Se pregunta. Está segura que él volvería a ella pero no quiere forzarlo a volver sólo porque espere un hijo suyo. Marianela no tiene dudas que si Félix ha aceptado al hijo de otro no querrá alejarse de su vida si sabe que espera un hijo pero no quiere atar a Félix a su lado si él no está seguro que ella lo ama, si él tiene miedo. Marianela estaba segura que Félix no tardaría en volver a ella y entonces le podría contar pero las semanas pasan y Félix no está a su lado. Eso es algo que los hace sufrir a ambos.

Por otro lado, Félix mira a Omar con cara de: ” ¿¿qué? ¿y tú como lo sabes?” Omar es muy cariñoso con su amigo. Le duele haberle fallado, sabe que Félix siempre lo ha considerado un hermano y él le pegó una buena puñalada. Ayudándolo a volver con Marianela está pagando esa deuda. Con la mano en los hombros de su amigo dice:
-- No te hagas ideas raras, me acosté con la enfermera del doctor con la que se hizo la prueba… He visto la ecografía.
Félix siente tantas cosas. Felicidad, miedo, angustia, dudas ¿es suyo? No se atreve a preguntar.
--Ella y yo hace tres meses que no estamos juntos –dice Félix asustado.
Tiene miedo de lo que le va a decir Omar, de descubrir que de nuevo Marianela lo ha engañado. Él no ha podido estar con otra mujer y le dolería mucho pensar que su amada no sólo ha estado con otro sino que se ha quedado de nuevo embarazada. Omar sonríe. Comprende las dudas de su amigo.
--Bueno eso son 12 semanas ¿No? Es lo que ponía en la ecografía. No debes temer nada. Marianela te ama a ti, sólo a ti.
Félix no puede creer que Marianela sepa que está embarazada y no se lo haya dicho
--¿Por qué no me lo dijo?
Omar se encoje de hombros y luego dice:
--porque ambos son un par de tontos…
Félix mira a su amigo emocionado:
--¿voy a ser papá otra vez?
A Félix se le ha olvidado ya todo. Abraza a Omar y lo besa en la mejilla. Se va corriendo. Omar siente que ha corregido su error. Se siente vacío, siente envidia de su amigo.
--pero yo estoy solo y me lo merezco.
Omar sale de la habitación. Mira con asco el lugar.
--menos mal que lo saqué de aquí.
Cierra la puerta y se va.

Por otro lado, la fiesta de boda sigue. Juan padre y Yolanda bailan.
--¿feliz?
--es un sueño. no me puedo creer que seas mi marido.
--Dios escribe recto sobre lineas torcidas. Por algún motivo te puso en el camino de mi hijo.
Ella le pone la mano en los labios:
--no recordemos el pasado.
Él sonríe pícaro:
--sólo hemos de pensar en un futuro. Tú, yo, mi nieto y mis hijos, nuestros hijos porque quiero tener hijos contigo. una hija.
Yolanda lo mira muy enamorada.
--claro que sí. Tendremos hijos, nada me gustaría más que tener un hijo tuyo muy pronto.
Felices y enamorados el recién estrenado matrimonio se besa apasionadamente. Cerca de ellos, Rubén está bailando con su hija. Noelia está a su lado.
--en la casa tenemos que hablar –Rubén serio.
Rubén no le quiere quitar protagonismo a los novios y se muestra muy brusco. Noelia no tiene dudas de lo que Rubén le tiene que decir, la quiere dejar. Ha llegado el final de la época más feliz de su vida. Ama ese hombre y adora a su hija. Va a ser duro vivir sin ellos pero ella se le ha querido ofrecer sin compromisos y está decidida a salir de la vida de ese hombre sin reclamos aunque se muera por dentro.

Félix llega a casa de su amada. Golpea a la puerta.
--¡mi amor, mi amor¡ ¡¡abre¡
Marianela va abrir sorprendida.
--¿¿Qué son esos gritos? ¡¡vas a despertar a Simoncito¡
Félix entra en la casa como si no se hubiera ido, como si simplemente se hubiera dejado las llaves. Mira a Marianela enamorado. Ama a Simoncito pero ahora Marianela y él van a tener un hijo fruto de sus cuerpos. Sabe que va a querer igual a esos dos pequeños pero es algo que le hace mucho feliz. Acaricia a Marianela.
--Mi amor, te amo tanto… perdóname por ser tan tonto, tan inseguro.
Él la va besando. Ella se queda de piedra. No sabe qué hacer. Ver a Félix le ha causado un fuerte impacto. Lo ama y lleva tres meses esperando ese momento pero no entiende porque ahora el hombre llega como si nada.
--No crees que antes deberíamos hablar? –dice ella.
Él la va besando. Hace tres meses que no está con nadie y le apetece mucho estar con esa mujer.
--luego, ahora sólo necesito saber una cosa. ¿Me amas?
--claro, claro que te amo pero…
Él la calla con un beso.
--No necesito saber más.
Es muy amoroso con ella. Caen en el sofá. Ella lo mira enamorada mientras él se quita la camisa, se desabrocha los pantalones, se baja los calzoncillos. Se tira sobre ella. Se va sacando la ropa mientras sobre ella la va acariciando. Es apasionado pero a la vez suave y dulce.
--¿te hago daño?¿te gusta? –pregunta él amoroso.
Ella lo ve tan tierno, tan tímido, tan inseguro. Lo ama tanto.
--No es nuestra primera vez. Lo hemos hecho miles de veces –jadea ella estremeciéndose del gusto.
--si pero ¿te gusta?¿te gusta hacer el amor conmigo? –jadea él inseguro.
--Nunca nadie me ha llenado como tú.
--¿seguro? –amoroso.
--seguro –amorosa.
Se sonríen. Él se mueve delicadamente sobre ella, entra en ella. Ella lo abraza. Se funden en un solo cuerpo.











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